Georgia y Azerbaiyán ofrecen un equilibrio muy interesante entre naturaleza y patrimonio cultural, mantienen muy viva toda su cultura tradicional, basada en los vínculos familiares y en la devoción cristiana, además los georgianos son un pueblo hospitalario, les encanta divertirse y sobre todo se sienten muy apegados a su historia, como prueba la gran cantidad de leyendas antiguas que perviven en cada rincón del país.